Acabé viviendo en Galicia de casualidad, hace 3 años, ya sabéis, las vueltas de la vida.
Había estado antes, al ser mi mujer gallega tuve el placer de visitar Galicia numerosas veces, por periodos breves y sobre todo en verano: siempre, claro, acabamos en las costa y en las playas (comiendo algo de marisco y pescado). Cuando nos mudamos aquí, en Compostela, la perspectiva sobre Galicia cambió; empecé a leer y documentarme sobre estas tierras, a empaparme de la cultura local, y de pronto descubrí que – marisco y camino de Santiago a parte – existía otra realidad, y muy distinta: el interior gallego.
Tomándome mis cafés cortados por las mañanas, leía la prensa local. Semana tras semana los titulares se repetían, haciéndose eco entre ellos, en un coro de alarma y de estadísticas escalofriantes relativas a las dinámica demográfica gallega.
Y así me enteré de lo que se puede calificar como uno de los problemas más serios que tiene Galicia, es decir, lo de estar perdiendo gente a un ritmo vertiginoso. El tema capturó mi atención, vi la posibilidad de reflexionar sobre la cuestión, y empecé a documentarme con más profundidad sobre la despoblación. Literatura sobre el tema hay de sobra, y toda muy interesante. Descubrí que el problema va más allá de Galicia, que la baja natalidad y el envejecimiento poblacional son temas de relevancia europea. En resumen, vi la oportunidad de desarrollar un proyecto fotográfico sobre el tema.
Las dificultades en tratar el proyecto eran, y siguen siendo, muchas; al ser la despoblación un concepto complejo, que engloba muchas consecuencias y efectos visibles (soledad, abandono, envejecimiento poblacional, mutación de paisaje y de las arquitecturas, perdida de cultura y identidad, perdida de patrimonio tangible y intangible, etc.), me ha costado encontrar un enfoque adecuado, que pudiese representar el fenómeno de forma sugerente sin dejar ninguna de estas reflexiones y aspectos fuera. Muy ambicioso, desde luego.
No es que no me gusten el mar o el marisco, al revés, pero también soy un amante del campo y de lo rural. Vi en el proyecto la escusa para conocer más a fondo Galicia y su gente. Y así desde más de 1 año recorro sin rumbo aldeas perdidas del oriente gallego ourensano, disfrutando del silencio y de las maravillas que, ojo, estáis a punto de perder.
Brindo una mirada desde fuera, humilde- y respetuosamente, y, con ojo extranjero, miro estas tierras lindas y a su gente. Cosas que se deberían de cuidar, no abandonar.
“Esperanza” (extracto)
Erguerémo-la esperanza
Sobre ista terra escura
Coma quen ergue un facho
Nunha noite sin lúa
Celso Emilio Ferreiro
El proyecto de largo plazo ‘Morte Terra‘ – actualmente en curso – pretende explorar visualmente (a través de la fotografía) el fenómeno de la despoblación en Galicia, en particular, en la provincia de Ourense, paradigma del declive y del envejecimiento demográfico. El proyecto trata de documentar y generar una reflexión critica frente al fenómeno del suicidio demográfico, planteando preguntas, y contribuyendo un poco a combatir la indiferencia de la sociedad galega con respeto al riesgo que corre su futuro colectivo. De las “dos Galicias” – la del eje atlántico y la oriental – el proyecto reflexiona sobre la segunda, que sufre la tragedia del abandono y de la soledad, y donde la desertificación humana avanza de forma más pronunciada. Si por un lado no es mi papel sugerir soluciones antes este enorme problema, por el otro creo que estimular el debate alrededor del tema es importante, siendo que las implicaciones a largo plazo del fenómeno deberían de preocupar todos, clase política in primis.
Es cierto que los estudios y la atención del mundo académico y intelectual – así como de la prensa local – ha sido bastante alta frente al problema, sin embargo sentí que hacia falta un trabajo capaz de reflexionar de forma visual y concreta el fenómeno, más allá de las frías estadísticas, capaz de fotografiar un fenómeno y una realidad, cuyo destino sea quizás el de desaparecer. Al mismo tiempo es importante reconocer que el invierno demográfico y el envejecimiento son procesos que afectan de forma severa al conjunto de la UE (y a España en especial), por lo tanto se hace urgente plantear preguntas sobre el silencioso y imparable avance de la despoblación, más allá de Galicia.
Galicia a parte, la despoblación y el envejecimiento son fenómenos relevantes en el conjunto de España, y más allá: Europa es un continente viejo, donde nacen siempre menos hijos, fenómenos que están causando un cambio en la demografía del continente.
Los gallegos y las gallegas serán muchos menos, y más viejos, y hay que saberlo. Hay que saber que sustentar el sistema de pensiones será todo un reto, por ejemplo. Ser menos, es, también, contar menos, perder peso y relevancia social. Hay que saber que lo que hoy es el asilo de Galicia, el oriente, mañana solo será el jardín. La indiferencia colectiva frente a esta tragedia silenciosa, junto con la necesidad de sensibilizar alrededor del tema, es la que mueve y justifica este proyecto documental.
Entendiendo la despoblación como un concepto complejo y multidimensional (que cuenta con muchas causas y efectos sobre la realidad), el proyecto trata de abordarlo mezclando perspectivas y sensaciones, hacía una representación sugerente del fenómeno en el oriente gallego.
El formato del proyecto que tengo pensado, desde el principio, es el fotolibro, que realizaré en cuanto consiga – y aquí aprovecho y hago una llamada- financiación suficiente.
Por cierto, como anécdota, en Italiano ‘Morte Terra’ se dice: ‘Morte Terra’.